¡Nauvoo, La Hermosa!

Después de que los Santos de los Últimos Días fueron expulsados de Misuri a finales de la década de 1830, hallaron refugio en las inmediaciones del pueblo de Quincy, Illinois. Allí tuvieron que tomar una decisión: ¿Debían congregarse para edificar otra ciudad y arriesgarse a ser perseguidos o debían esparcirse por entre una población más numerosa a fin de evitar la confrontación? Conscientes de los riesgos de congregarse, pero confiando en el mandamiento de hacerlo, José Smith autorizó a los líderes de la Iglesia a que comprasen un terreno grande a Isaac Galland. El terreno se extendía a lo largo del río Misisipi e incluía la pequeña población de Commerce, Illinois. Los Santos no tardaron en ponerse a trabajar drenando ciénagas, plantando huertos y frutales, edificando casas, construyendo carreteras, estableciendo negocios y recibiendo oleada tras oleada de conversos emigrantes de Estados Unidos e Inglaterra. José llamó a la ciudad Nauvoo, palabra hebrea que a veces se traduce como “hermosa”.

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